Su santidad rezó ayer en las Fosas Ardeatinas por las víctimas del régimen fascista
El Papa: «El nazismo es el mal más horrendo»
Benedicto XVI visitó ayer las Fosas Ardeatinas acompañado del rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, y del cardenal Andrea Cordero Lanza di Montezemolo. Estas fosas forman una mina abandonada al sur de Roma donde los nazis fusilaron en 1944 a 335 romanos, una gran parte de ellos judíos. El Papa calificó este acto como «el mal más horrendo», y se refirió al fascismo como «una gravísima ofensa a Dios».
El Santo Padre comenzó su visita saludando a los
familiares de las víctimas allí congregados; después colocó una gran
cesta de flores ante la lápida que recuerda la matanza, recorrió las
grutas y rezó de rodillas ante las tumbas de los más de trescientos
falle-cidos.
El Pontífice afirmó que «el suceso es una ofensa a Dios porque es una
violencia intencionada del hombre contra el hombre. Es el efecto más
execrable de la guerra, mientras Dios es verdad, vida, paz y unidad».
Violencia ciega
El Papa explicó que acudió a este lugar donde los nazis perpetraron unas
de las mayores matanzas en Italia, para que no se olvide lo ocurrido, y
para que hagamos oración por ellos. Añadió que «hay que invocar
la Misericordia Divina, ya que es la única que puede colmar los vacíos,
los abismos abiertos por los hombres, cuando empujados por la violencia
ciega, reniegan de la dignidad de hijos de Dios y hermanos entre ellos».
Benedicto XVI recordó que las fosas se encuentran muy cerca de las
catacumbas romanas, y añadió que en ese «lugar de violencia y muerte se
encontró un papel donde uno de los fusilados invocaba a Dios que
protegiera a los judíos de las «bárbaras persecuciones». Ratzinger es el
tercer Papa que visita las Fosas Ardeatinas, tras Pablo VI y Juan Pablo
II.
Antes de este simbólico gesto, Benedicto XVI, desde el Vaticano,
aprovechó el Ángelus del domingo para pedir la apertura
«inmediata» de un proceso de diálogo y el fin de las hostilidades ante
la «dramática» situación que se vive en Libia. «En tiempos de gran
tensión se hace más urgente la necesidad de recurrir a todos los medios
de que disponga la diplomacia y aprovechar la más débil señal de
apertura y de voluntad de reconciliación entre todas las partes
implicadas en la búsqueda de soluciones pacíficas y duraderas», ha
afirmado el Pontífice.
También, habló directamente a quienes están en cargos de
responsabilidad: «Dirijo un urgente llamamiento a las organizaciones
internacionales y a los dirigentes políticos y militares para que se
inicie de inmediato un diálogo que suspenda el uso de las armas».
En este tercer domingo de Cuaresma, el Santo Padre también reflexionó
acerca del encuentro de Cristo con la mujer samaritana. «Jesús nos
espera en este tiempo de Cuaresma, para hablar a nuestro corazón»,
afirmó. El Papa explicó que «el encuentro con la samaritana en el pozo,
surge del tema de la sed de Cristo, y que esta sed, como el cansancio,
tiene una fase física, pero Jesús tenía sed de la fe de aquella mujer»
¿Cómo se desarrolló la masacre?
La matanza de las Fosas Ardeatinas ocurrió el 24 de marzo de 1944, donde
335 italianos, la mayoría presos políticos recluidos en la cárcel
romana de Regina Coeli, y otros 75 judíos escogidos al azar, fueron
fusilados por los nazis en represalia por la muerte de 33 soldados
alemanes ocurrida un día antes en una calle de Roma, en un atentado
partisano en la romana Via Rasella, sede de la Gestapo. Los
fusilamientos se ejecutaron en estas fosas a 14 kilómetros de Roma . La
ejecución fue dirigida por el teniente coronel Herbert Kappler, jefe de
la Gestapo en Roma durante la ocupación, y en la misma, participaron el
capitán de las SS Erich Priebke y el mayor Karl Hass.
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